Libro: «Reconstrucción monetaria» de Ludwig von Mises (Parte 6)

Quienes así se entusiasman con la inflación no percibem que sus efectos dependen de la condición de que el público los ignore y que deja de funcionar tan pronto como el mayor número se da cuenta de la forma en que obra sobre la unidad monetaria. En épocas normales, es decir, cuando el gobierno no se entromete con el patrón monetario, la gente no se ocupa de esta clase de problemas. Ingenuamente da por supuesto que el poder adquisitivo de la unidad monetaria es «estable». Fija su atención en los cambios que ocurren en los precios en dinero de los diversos artículos. Sabe muy bien que las proporciones en que algunos de éstos se cambian por otros son variables. Pero no se da cuenta del hecho de que la proporción en que se cambia el dinero, por una parte, y todas las mercancías y servicios, por la otra, también es variable. Cuando las consecuencias inevitables de la inflación aparecen y los precios se remontan a gran altura, piensa que las mercancías se vuelven caras y no comprende que es el dinero el que se está haciendo más barato. En las etapas iniciales de una inflación, son muy pocas las personas que disciernen lo que está ocurriendo, que administran sus negocios de acuerdo con esta percepción y que tienden deliberadamente a la obtención de ganancias provenientes de la inflación. La inmensa mayoría es demasiado obtusa para interpretar correctamente la situación. Continúa dentro de la rutina a que se acostumbró en los períodos en que no había inflación. Llena de indignación, ataca con el nombre de «especuladores» a quienes perciben más prontamente las causas verdaderas de la intranquilidad del mercado y los culpa del apuro en que se encuentra. Esta ignorancia del pueblo constituye la base indispensable para una política inflacionaria. La inflación funciona mientras el ama de casa piensa: «necesito mucho una nueva sartén. Pero los precios están demasiado altos en la actualidad; esperaré hasta que bajen nuevamente». Termina abruptamente cuando la gente descubre que la inflación seguirá, que es la causa del alza de precios y que, por tanto, éstos subirán hasta el infinito. La etapa crítica comienza cuando el ama de casa piensa: «no necesito una nueva satén ahora, pero es posible que la necesite en uno o dos años. Sin embargo, la compraré desde luego porque más tarde será mucho más cara». Ya entonces está próximo el final catastrófico de la inflación. En su última etapa, el ama de casa piensa: «no necesito otra mesa y nunca la necesitaré. Pero es más prudente comprar una mesa que conservar un minuto más éstos pedazos de papel a que el gobierno llama dinero».

Deja un comentario

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s