Diez grandes mitos económicos (1)

Mito 1: Los déficits son la causa de la inflación

Los déficits no tienen nada que ver con la inflación.En las últimas décadas siempre ha habido un déficit federal. La respuesta invariable del partido de la oposición, cualquiera que fuera, ha sido denunciar esos déficits como causa de perpetua inflación. Y la respuesta invariable de
cualquier partido en el poder ha sido negar que los déficits tengan algo que ver con la inflación. Ambas afirmaciones son mitos que se contradicen. Los déficits significan que el gobierno federal está gastando más de lo que está recaudando en impuestos. Esos déficits pueden ser financiados de dos maneras. Si son financiados con la venta de deuda del Tesoro que adquiere el público, los déficits no son inflacionarios. No se crea ningún nuevo dinero; las personas e instituciones simplemente disponen de sus depósitos bancarios para comprar la deuda y el Tesoro gasta ese dinero. El dinero ha sido simplemente transferido del público al Tesoro, y después es gastado y lo reciben otros miembros del público.
Por otro lado, el déficit puede ser financiado mediante la venta de deuda pública al sistema bancario. Si eso ocurre, los bancos crean dinero nuevo al crear nuevos depósitos bancarios y utilizarlos para comprar deuda. El nuevo dinero, en forma
de depósitos bancarios, lo gasta después el Tesoro y con ello entra de forma permanente en el flujo de gasto de la economía, elevando los precios y creando inflación. Mediante un complejo proceso la Reserva Federal permite a los bancos crear nuevo dinero previa generación de reservas bancarias por importe de una
décima parte de esa suma. Por lo tanto, si los bancos han de comprar 100 mil millones de dólares en nuevos bonos para financiar el déficit, la Fed compra aproximadamente 10 mil millones de dólares en bonos del Tesoro antiguos. Esta compra aumenta las reservas bancarias en 10 mil millones de dólares, lo que
permite a los bancos acumular nuevos depósitos bancarios o numerario a razón de hasta diez veces esa cantidad. En resumen:

El gobierno y el sistema bancario que aquél controla, en efecto, «imprimen» dinero nuevo para pagar el déficit federal. Así pues los déficits son inflacionarios en la medida en que los financie el sistema bancario; no son inflacionarios en la medida en que sea el público quien los suscriba.


Algunos políticos apuntan al período 1982-1983, cuando el déficit se estaba
acelerando y la inflación estaba bajando, como una «prueba» estadística de que el déficit y la inflación no tienen ninguna relación entre sí. No hay ninguna prueba de que esto sea así en absoluto. Los cambios en el nivel general de precios están determinados por dos factores: por la oferta de dinero y por la
demanda de dinero. Durante 1982-1983 la Fed creó dinero nuevo a un ritmo muy elevado, aproximadamente un 15 por ciento anual. Gran parte del mismo se
destinó a financiar la expansión del déficit. Pero, por otro lado, la depresión severa de esos años causó graves pérdidas a las empresas lo que incrementó la demanda de dinero (es decir, se redujo el deseo de gastar dinero en bienes). Este aumento compensatorio temporal en la demanda de dinero no hizo que los
déficits fueran menos inflacionarios. De hecho, a medida que avanzó la
recuperación, el gasto subió, la demanda de dinero se redujo y el nuevo dinero gastado aceleró la inflación.

por Murray Rothbard

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